Lo que viene, lo que viene... en tenis de mesa de primera - El presente del ping pong es inestable pero, sin dudas, la selección argentina tiene mejor futuro con chicos como Fermín Tenti, Pablo Saragovi, Agustín Iliovich y Camila Kaizoji que son realidades actuales y grandes ilusiones para adelante
El Cenard forma parte del escenario donde confluyen los deportistas de elite de nuestro país, y el tenis de mesa no es la excepción, aunque la amplia geografía de la Argentina demuestre que Mendoza, el litoral, Chaco, el Gran Buenos Aires y Córdoba constituyen polos donde este deporte se desarrolla y genera proyectos de futuros representantes del país en los diversos torneos regionales y mundiales. La emoción se traduce en sus edades reducidas, en su
El Cenard forma parte del escenario donde confluyen los deportistas de elite de nuestro país, y el tenis de mesa no es la excepción, aunque la amplia geografía de la Argentina demuestre que Mendoza, el litoral, Chaco, el Gran Buenos Aires y Córdoba constituyen polos donde este deporte se desarrolla y genera proyectos de futuros representantes del país en los diversos torneos regionales y mundiales. La emoción se traduce en sus edades reducidas, en su
ilusión de triunfar, en sus ganas de convertir el deporte de la paleta, la pelota y la mesa de ping pong en su futuro. Fermín Tenti (12), Agustín Iliovich (13), Camila Kaizoji (10) y Pablo Saragovi (15) son los niños que representan a este deporte y construyen el presente activo y el futuro inmediato del deporte.
Nicolás Galvano, Diego Teplitzky, Ezequiel Doncel, Juan Daher, Ariel Teplitzky, Emir Baca, Rodrigo Gilavert y Ana Codina conforman la generación que viene para sumarse a los actuales referentes actuales.
"Juego al tenis de mesa hace cuatro años. Me gustó, empecé a tomar clases y ahora estoy jugando un Sudamericano. Me gustaría jugar como Liu Song, como Pablo Tabachnik y Gastón Alto", señala Fermín Tenti con sus precoces 12 años pero ya habiendo disputado torneos en China, Farncia, Austria, Suecia, Venezuela, Chile, Perú y en octubre viajará a República Dominicana.
La joven promesa fue seleccionado entre 12 jugadores a lo largo del mundo y sólo 3 de Latinoamérica por la ITTF (Federación Internacional de Tenis de Mesa) para un progama de promoción porque vieron en él una esperanza a futuro, y es por eso que Fermín viaja desde hace dos años a eventos en diversas partes del mundo para entrenarse junto con el resto del Equipo Mundial de Esperanzas y así vivir una gran experiencia que es muy productiva para su formación como jugador.
Otro de los mayores, dentro de la corta edad, es Pablo Saragovi, que con sus 15 años ya se consagró campeón latinoamericano el año pasado en Guatemala, compitió en el Mundial de Japón y representó al país en los recientes Juegos Olímpicos de la Juventud en Singapur.
"Empecé a jugar a los 9 y mi primer internacional fue a los 12 donde comencé a darle duro. Mi primer profesor lo llamó mi mamá y después empecé a ir al club Alvear", sostuvo Pablo oriundo de Tigre, que además detalló: "Voy a la Ort de Nuñez; mis amigos me preguntan todo el tiempo cuando me voy y como me está yendo; me dicen que no estoy nunca. El año pasado tuve 101 faltas y aprobé. Entrenaba en doble turno y cuando volvía a mi casa a las 11 de la noche me ponía a estudiar. Terminé aprobando medio justo. Entreno seis o siete veces por semana. En el Cenard estoy 7 horas (de 15 a 22)".
Por su parte, una de las experimentadas de este grupo nuevo del tenis de mesa, la chaqueña Ana Codina, expresa: "Hace nueve años que juego al tenis de mesa. En Argentina no hay una política del deporte, aunque en los últimos años está mejorando en tenis de mesa no tenemos mucho apoyo", y agrega la oriunda de Resistencia: "Compitiendo afuera te das cuenta de la realidad y que estamos bastante lejos. En Chaco hay muchísimas chicas y es como el centro femenino del tenis de mesa. Mi papá me entrena y mis primos me van a ver de vez en cuando; me ganan muy poco".
Por último el que cierra este panorama del tenis de mesa argentino es Rodrigo Gilavert, que tiene una historia muy particular con el deporte y un problema de salud, con apenas 18 años: "El tenis de mesa es como mi vida. Le dediqué demasiado tiempo y muchos años perdidos. Por enfermedad no pude jugar el selectivo para el campeonato Iberoamericano y Mundial. Junto a Pablo estabamos para clasificar porque tengo una enfermedad de falta de coagulación de la sangre con bajo nivel de plaquetas. Entonces tengo riesgo de vida de hacer deporte. Vengo así desde hace un año, desde abril del año pasado pero no voy a aflojar".
Historia de niños y jovenes que componen el universo nacional del tenis de mesa, un deporte que excede el rectángulo verde y la pelotita picando de un lado al otro. La juventud de los chicos que componen las selecciones argentinas brindan un panorama alentador pero todavía son jovenes y, como señala el maestro Joan Manuel Serrat, todavía están para joder con la pelotita.
Nicolás Galvano, Diego Teplitzky, Ezequiel Doncel, Juan Daher, Ariel Teplitzky, Emir Baca, Rodrigo Gilavert y Ana Codina conforman la generación que viene para sumarse a los actuales referentes actuales.
"Juego al tenis de mesa hace cuatro años. Me gustó, empecé a tomar clases y ahora estoy jugando un Sudamericano. Me gustaría jugar como Liu Song, como Pablo Tabachnik y Gastón Alto", señala Fermín Tenti con sus precoces 12 años pero ya habiendo disputado torneos en China, Farncia, Austria, Suecia, Venezuela, Chile, Perú y en octubre viajará a República Dominicana.
La joven promesa fue seleccionado entre 12 jugadores a lo largo del mundo y sólo 3 de Latinoamérica por la ITTF (Federación Internacional de Tenis de Mesa) para un progama de promoción porque vieron en él una esperanza a futuro, y es por eso que Fermín viaja desde hace dos años a eventos en diversas partes del mundo para entrenarse junto con el resto del Equipo Mundial de Esperanzas y así vivir una gran experiencia que es muy productiva para su formación como jugador.
Otro de los mayores, dentro de la corta edad, es Pablo Saragovi, que con sus 15 años ya se consagró campeón latinoamericano el año pasado en Guatemala, compitió en el Mundial de Japón y representó al país en los recientes Juegos Olímpicos de la Juventud en Singapur.
"Empecé a jugar a los 9 y mi primer internacional fue a los 12 donde comencé a darle duro. Mi primer profesor lo llamó mi mamá y después empecé a ir al club Alvear", sostuvo Pablo oriundo de Tigre, que además detalló: "Voy a la Ort de Nuñez; mis amigos me preguntan todo el tiempo cuando me voy y como me está yendo; me dicen que no estoy nunca. El año pasado tuve 101 faltas y aprobé. Entrenaba en doble turno y cuando volvía a mi casa a las 11 de la noche me ponía a estudiar. Terminé aprobando medio justo. Entreno seis o siete veces por semana. En el Cenard estoy 7 horas (de 15 a 22)".
Por su parte, una de las experimentadas de este grupo nuevo del tenis de mesa, la chaqueña Ana Codina, expresa: "Hace nueve años que juego al tenis de mesa. En Argentina no hay una política del deporte, aunque en los últimos años está mejorando en tenis de mesa no tenemos mucho apoyo", y agrega la oriunda de Resistencia: "Compitiendo afuera te das cuenta de la realidad y que estamos bastante lejos. En Chaco hay muchísimas chicas y es como el centro femenino del tenis de mesa. Mi papá me entrena y mis primos me van a ver de vez en cuando; me ganan muy poco".
Por último el que cierra este panorama del tenis de mesa argentino es Rodrigo Gilavert, que tiene una historia muy particular con el deporte y un problema de salud, con apenas 18 años: "El tenis de mesa es como mi vida. Le dediqué demasiado tiempo y muchos años perdidos. Por enfermedad no pude jugar el selectivo para el campeonato Iberoamericano y Mundial. Junto a Pablo estabamos para clasificar porque tengo una enfermedad de falta de coagulación de la sangre con bajo nivel de plaquetas. Entonces tengo riesgo de vida de hacer deporte. Vengo así desde hace un año, desde abril del año pasado pero no voy a aflojar".
Historia de niños y jovenes que componen el universo nacional del tenis de mesa, un deporte que excede el rectángulo verde y la pelotita picando de un lado al otro. La juventud de los chicos que componen las selecciones argentinas brindan un panorama alentador pero todavía son jovenes y, como señala el maestro Joan Manuel Serrat, todavía están para joder con la pelotita.
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