El misterioso caso Del Potro - El número 4 del mundo no tiene fecha de regreso al circuito; en las pocas referencias que da su entorno se habla de la lesión en su muñeca derecha; habría cuestione que exceden a la dolencia. Por Maximiliano Bos.
A estas alturas, la pregunta excede el mundo tenístico: ¿qué le pasa a Juan Martín del Potro? El popular jugador tandilense, de 21 años, número 1 argentino, cuarto en la escala mundial y campeón del último Abierto de los Estados Unidos no se presenta en el circuito masculino de tenis, el ATP World Tour, desde que el 24 de enero pasado, en el Abierto de Australia, cayó en los octavos de final frente al croata Marin Cilic. Exactamente 96 días, poco más de tres meses en los que, en principio, fue una tendinitis en la muñeca derecha la causal de su salida. ¿Es todo? Del Potro se entrena, pero dice que siente dolores en la muñeca.
Quienes lo vieron pegar hace poco tiempo y saben de tenis cuentan que su derecha sigue tan potente como siempre. Sin embargo, el jugador no se siente cómodo. Las dudas se renuevan, le vuelven a hacer exámenes y su vuelta sufre una nueva postergación. Básicamente, esto es lo que le estuvo pasando en los últimos tiempos. Debía regresar en Miami y se bajó. Lo mismo pasó con Montecarlo y con lo que iba a ser su esperado regreso, la semana próxima o la siguiente en el Masters 1000 de Madrid. Hoy, Del Potro no tiene fecha para volver a jugar. El mundo del tenis hace ya un tiempo que habla algo que supera lo deportivo: se habla, concretamente, de síndrome de pánico escénico.
El silencio casi sepulcral del grupo que lo rodea, hablamos de su cuerpo técnico y de su grupo de colaboradores y allegados, es la base donde germinan las especulaciones. Y las pocas respuestas que ofrece son poco convincentes.
"No hay nada de eso", dijo ayer su manager internacional, el italiano Ugo Colombini, a ESPN Radio acerca de problemas anímicos del tandilense. Sin embargo, su referencia al futuro fue llamativa: "No sabemos cuándo volverá. Esperamos que se reponga 100 por ciento de la muñeca y después se verá el calendario", agregó Colombini. ¿Precisiones sobre la lesión? Ninguna.
Hace algunas semanas, Rafael Groppo, manager local de Del Potro, le decía a La Nacion una frase insustanciosa: "Lo bueno es que sabemos que la lesión no es grave". Groppo nunca mencionó algo que este diario averiguó y publicó horas después: que habían llevado al tenista a la Mayo Clinic de Rochester, en los Estados Unidos, para que fuera revisado por uno de los mejores especialistas de mano del mundo, Richard Berger, quien recomendó cuatro semanas de tratamiento por una tendinitis residual. En estas horas, el tenista está otra vez allí, haciendo nuevas pruebas.
La pregunta que surge es: si la lesión no era importante, ¿por qué hace más de tres meses que no juega? O la dolencia en la muñeca derecha efectivamente es más grave de lo que dicen o hay algo más. En esta última afirmación se encuadran las supuestas dudas de Del Potro para volver a jugar.
Por eso, en ese momento, La Nacion mencionaba que en este tiempo ausente a Juan Martín le habían caído las fichas de todo lo vivido a partir de su explosión entre las estrellas mundiales de tenis. Hablamos de un muchacho que siempre vivió pausadamente los procesos madurativos, que en un deportista profesional y tan público como él, quedan expuestos. Comprendiendo esto, se enmarcaron sus triunfos y sus deficiencias en diferentes etapas de crecimiento. Siempre se pidió tiempo y calma para no ahogar a una enorme promesa.
Para entender sus vivencias, volvamos al origen.
Los primeros síntomas de la lesión en la muñeca derecha se remontan al Masters 1000 de Miami 2009. Por entonces, cuando algunos empezaban a preguntarse por qué ese muchacho alto, que había explotado meses antes en el circuito, no lograba ganarles a los Cuatro Fantásticos, Roger Federer, Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray. En ese certamen venció por primera vez al español, entonces el número 1 del mundo. Su crecimiento volvió a ser tan significativo que también venció a Murray, llegó a las semifinales de Roland Garros y derrotó por primera vez a Federer, quien ya era nuevamente el número 1, en la final del US Open.
Fue el éxtasis deportivo para alguien que había crecido soñando con ese título en particular. El local exclusivo de Nike en la Quinta Avenida de Nueva York amaneció adornado de pleno con su figura. Lo subieron al Empire State para una sesión fotográfica especial y recorrió los más importantes programas televisisvos de la mañana. En Buenos Aires, en Tandil y en Rosario, donde jugó una exhibición, hubo un recibimiento de héroe. Provocó el revuelo de un Beatle o un Rolling Stone.
Cuando volvió al circuito, cayó en dos primeras ruedas seguidas, Tokio y el Masters 1000 de Shanghai, donde volvieron los problemas en esa zona. Se recuperó y llegó a la final del Masters de fin de año, con otra victoria sobre Federer.
El descanso fue relativo. Se fue de vacaciones sabiendo que debía preparar rápidamente el Abierto de Australia. Antes de ese certamen, otra vez la muñeca lo tuvo a maltraer. Jugó igual, pero después empezó el verdadero calvario.
El hermetismo del grupo que colabora con Juan Martín no ayuda a descomprimir su situación. Siempre se habló de un círculo cerrado, sobre todo familiar, que medía el nivel de exposición. De hecho, ningún miembro de su familia ofreció jamás una entrevista, ni siquiera unas palabras casuales. Pero eso se acentuó cada y se extendió cada vez más. Hoy, el cuerpo técnico de Del Potro sólo puede hablar con la autorización de Daniel, el padre de Juan Martín, por quien pasan todas las decisiones de la "empresa Del Potro". Groppo no hace declaraciones públicas y pocas veces atiende los llamados. Y Colombini, también ayer, apenas dijo: "De acá (por Europa) es difícil tener noticias; sé que lo están ayudando doctores, es un tema más de ellos. De alguna manera, estamos tratando de solucionar el tema".
El misterio de la ausencia de Del Potro también excede lo deportivo porque un jugador de tenis de su talla no sólo es un negocio en sí mismo, sino que también es parte de uno más grande. Sponsors como Nike, Wilson, Sony Ericsson y Gatorade no pagan por un tenista que no juega: compran su imagen exitosa. Para la empresa de telefonía, que a la vez es el title sponsor del Masters 1000 de Miami, ¿habrá sido lo mismo no tener justamente a una de sus figuras contratadas en la competencia realizada recientemente?
Entre otras cosas, el muchacho había dado su consentimiento para asistir al lanzamiento de becas de la Asociación Argentina de Tenis para tenistas menores de 21 años para el programa educativo a distancia del Ejército Argentino, con el que Del Potro terminó el nivel secundario. Pero no estuvo allí, aunque sí se lo vio en los últimos tiempos en la Bombonera siguiendo a Boca y a su amigo Martín Palermo.
Hasta donde pudo averiguar La Nacion, Del Potro no está en tratamiento psicológico, pero sí hubo consultas. Más allá, todo es un misterio.