jueves, 14 de enero de 2010

RIO NEGRO - EN DEPORTES, SOBRE LLOVIDO EMPAPADO

En Cipolletti, como en tantos otros clubes de la región, hay una fuerte discusión en cuanto a qué darle más importancia, si a los equipos superiores o a los pibes que piden pista desde abajo. Una polémica que no se reduce al fútbol y que también alcanza al básquet y al vóley.
Hoy el deporte zonal atraviesa una situación crítica y la pauta la dan los clubes que se encuentran ante la disyuntiva de participar o bajarse de competencias de elite. Independiente de Neuquén puso en venta su plaza en la Liga Nacional de básquet porque no tiene los dos millones de pesos que gastó la temporada pasada, cuando un equipo que aspira pelear el título desembolsa entre cuatro y cinco millones. Y Gigantes del Sur amenaza con dejar la “A” del vóley si no consigue juntar los 600 mil pesos que necesita para cacelar los gastos básicos de la próxima temporada. Dos equipos que, lejos de pasar papelones, fueron protagonistas de torneos de máxima exigencia y que tienen el apoyo de las asociaciones nacionales (AdC y ACLAV), pero que no consiguen los fondos, el viejo karma por aquí.El desinterés de los sectores público y privado a la hora de apoyar el deporte es elocuente y se profundiza. Gastón Sobisch, el presidente Rojo, jura que presentó decenas de carpetas explicando el proyecto y reclamando apoyo para el otrora equipo del “Boti” Santángelo y sólo recogió negativas en ámbitos empresariales. Ni una sola “prendió”, dijo con preocupación. El titular de Cipolletti, Julio Arriaga, asegura que la dirigencia ya tocó todas las puertas que debía tocar y que “no hay más”. La única buena para la subcomisión de Fútbol albinegra (¿y para Arriaga?) fue conseguir el auspicio de la provincia después de rogarlo durante años.
El Deportivo Roca es un caso paradigmático: en cada uno de los torneos que comienza la dirigencia pone en duda su participación, incluso hace algunas semanas colocó la presencia en el Argentino B a consideración de sus socios; después, logra contratar técnico nuevo y se refuerza con cinco jugadores foráneos. La gran incógnita es de dónde sale el dinero. Muchos apuntan a las huestes veranistas. Maronese es el otro expediente X del fútbol zonal. Nadie, salvo Hugo Silva, en su carácter de comisión directiva unipersonal, sabe de dónde salen los fondos para llevar adelante una gestión por demás ejemplar, al menos por estas latitudes.
La gran disyuntiva es cómo afrontar una crisis estructural que nada tiene que ver con la reciente debacle mundial. Sabiendo que los Estados, tanto el rionegrino como el neuquino, soslayan la actividad deportiva y la mandan al sótano presupuestario (la subsecretaría que maneja Luis Sánchez dispone de 15 millones de pesos anuales y 9,5 millones se evaporan en gastos corrientes), las dirigencias encuentran entre la espada y la pared, porque el grueso de la empresas del sector privado prefieren invertir sus dineros en cualquier otra actividad.
Desde ya se hace necesaria una reformulación de arriba hacia abajo, como también es necesario que quienes manejan los destinos de una institución deportiva entiendan que las políticas deben ser de largo aliento y coherentes con los tiempos que corren. ¿Cuál es el beneficio de ser hoy un jugador de divisiones inferiores en un club de la región? El caso de Cipolletti es paradigmático: tiene un presupuesto para el fútbol en general de 176 mil pesos y sólo 15 mil se destinan a la Liga Confluencia, no hay políticas para que el semillero crezca y se fortalezca y es muy poco probable que en el próximo Argentino A el técnico Domingo Perilli utiliza algún pibe de la Primera local, más allá de que llevó dos o tres a la pretemporada.
En el básquet de Independiente pasa algo similiar: sólo servirá bajarse al TNA si esa decisión, más allá del dinero, tiene que ver con una promoción de “valores” propios. Si no, será más de lo mismo.Ser dirigente no es fácil, es más que cierto, y en la zona serlo significa hacer un culto al trabajo a pulmón, una especie de esfuerzo titánico para muchas veces quedar a mitad de camino. Así y todo, se hace necesario una especialización en la materia, absorber diferentes experiencias, trabajar en forma mancomunada. Hoy los clubes son islas y con esa manera de manejarse sólo consiguen que el agua les llegue al cuello con mayor rapidez. (S.B)

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