sábado, 21 de agosto de 2010

OSACR 'EL LOCO' IBAÑEZ FALLECIO A LOS 74 AÑOS

El adiós al Mago Oscar Delfor Ibáñez, el Loco, falleció ayer a los 74 años luego de una larga agonía tras dos operaciones. Fue el jugador de básquet más vistoso del país y luego entrenador. Llegó a Neuquén en 1974 y no se fue más. Su último título lo logró, junto a Sebastián Tapia, con el seleccionado neuquino Sub 16 que ganó los Juegos del Epade.
Buenos Aires > Su recuerdo será imborrable para todos aquellos que algunas vez han practicado básquet, y también para los que no pero lo conocían y lo querían. Ayer, a los 74 años, falleció Oscar Delfor Ibáñez, simplemente el Loco, luego de una innecesaria agonía tras dos operaciones. El básquet neuquino perdió a uno de los pilares de la actividad, que luchó contra viento y marea para que la naranja siga rebotando. Siempre encontró obstáculos, pero los sorteó con un muy buen "dribbling".Fue un basquetbolista diferente entre los 50 y los 70, se retiró el 2 de agosto de 1971, y luego dedicó su vida a las divisionales formativas. Lo hizo hasta que no pudo más.Sus malabarismos, su magia, sus locuras, lo llevaron, por ejemplo, a ser el preferido de Juan Domingo Perón. Aunque no fue el único mandatario que buscó su habilidad, porque también lo hizo Carlos Menem, cuando era gobernador de La Rioja.Luego se transformó en entrenador e intentó dejar claros los conceptos que tenía. Siempre dejó todo para que el básquet creciera y no podía creer cuando, por ejemplo, el Rojo se bajó del TNA.Ayer, sus restos fueron velados en una sala del centro neuquino. Pasaron por allí familiares, amigos, jugadores y ex jugadores, entrenadores, y todos aquellos que lo conocieron, porque el Loco siempre fue gentil, predispuesto e historiador.Durante su estadía en una clínica de Neuquén, tras dos operaciones y una maldita infección que complicó todo, fue acompañado por sus allegados, pero también desde San Martín de los Andes llegaban a visitarlo. La ciudad cordillerana mantiene en el SUM del Arenal un cartel de un campus que dio hace más de una década.Sus últimos años los vivió luchando contra la burocracia que estiraba los plazos de la apertura de su escuela Ruca Che año a año. Tomó como sede la Casa de la Gente, y allí permanecerá, porque así se lo pidió a sus familiares más cercanos. Ojalá la burocracia, esta vez, actúe rápido y le conceda ese deseo. Su historiaNació el 13 de junio de 1936 en Chovet, provincia de Santa Fe. Comenzó a jugar al básquet en 1952, cuando fichó para la Asociación Natio Buenos Aires, pero recién se puso los cortos en Independiente de Avellaneda entre 1953 y 1955, cuando dejó al Rojo para instalarse en su gran amor: Deportivo San Andrés. Allí jugó hasta el 60, cuando emigró hacia Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque, para volver al verde en 1962 y quedarse allí. Con el Deportivo logró subir de tercera a primera y logró el único título en 1968, con una victoria 66 a 65 ante su querido Racing.Fue entrenador de los seleccionado nacionales de menores. En 1972 fue campeón en Santiago de Chile con los juveniles, entre los que estaban Eduardo Cadillac, Gustavo Aguirre y Chocolate Raffaelli. En 1989, ya con asiento en Neuquén, condujo a los cadetes al título, en Brasilia, con el Puma Alejandro Montecchia como estandarte.Fue el elegido del presidente Juan Domingo Perón, por su forma de jugar. En 1954, luego de mucho trabajo y de la mano del gobernante peronista, creó los UEStrotters, una versión argentina de los Harlem Globetrotters. Hizo vibrar a todo el Luna Park el 21 de septiembre de ese año.Su historia en la región comenzó en 1973, aunque siempre contó que le gustaba venir a “mochilear” al Sur. Tanto tiempo le dedicaba a sus visitas a esta zona –dejaba de jugar campeonatos argentinos y con la selección nacional-, que en 1973 se quedó en Cinco Saltos, luego de que le ofrecieran un contrato gracias a un amigo.En 1974 se radicó en Neuquén, porque “me hablaron de Independiente”, contaba. En la región transitó por Atlético Neuquén, Pacífico y el Rojo, por lo que la mayoría de los que picaron alguna vez la pelota en esta capital trabajaron con él. Aquí echó sus raíces: se casó con su mujer Rosita y nacieron sus cuatro hijos: Oscar Aníbal, Paula, María José y Federico.Sus gorras, al igual que sus camperas, eran un clásico. Se fue el Loco, un artista y enamorado del básquet, que dejó grabada su historia en las canchas de la provincia y de la región.

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