Me lo dijo "el Toro" - Me acaban de avisar y se me cae un lagrimón. Se "fue" Atilio Wellington (29-07-10). Seguro que habrá tipos que tendrán la autoridad para recordarlo mucho mejor que quien escribe. Ya sea como jugador, DT o como el padre del gran "Daniel", todas versiones ligadas directamente a la vida de Talleres. Pero "el Toro" tenía otros valores. El don de gente.
Corría el año 1992 y junto con Gustavo Gutiérrez, de Cadena 3, llegábamos a la práctica de Talleres, el destino periodístico. Yo, que trabajaba para Radio Universidad, era nuevito. Ni a los 20 llegaba. Tenía los consejos del entrañable colega, pero me faltaban datos y consejos de cómo manejarme en un mundo nuevo. Ahí, en el barcito de la cancha, la escenografía no cambiaba. Francisco "Paco" Cabasés, Adelfio "el Tìo" Pernazza y "el Polaco" Culjak, ex dirigentes y allegados al club, ocupaban la mesa, en la que había una silla vacía, que minutos después ocupó Atilio Willington.Venìa de ver un ensayo del Talleres de Pastoriza y "el Toro" venía muy serio.
En esa mesa se hablaba de la actualidad, de la historia del club. Imposible no escucharlos. Con Gutiérrez estábamos cerquita porque estaba a metros del vestuario esperando para grabar una nota. El mediodía llegó y cada uno se iba yendo, no sin antes ofrecer el saludo educado. Pero con el correr del tiempo uno de ellos empezó a quedarse cerca nuestro, para ayudarnos con algún dato clave, de cómo entender el juego, o de la preparación.
"El Toro", "Paco" o "el Tío", parecían rotarse. Ellos te decían: "Mire, pibe. Vaya y hable con el DT. Quizá le dé una noticia". O te advertían: "Fíjese que quien usted criticó, jugó lesionado para no fallarle al equipo". Y nosotros chochos. Sobre todo yo, quien no tenía ni un contacto.
"Pibe mañana va a llegar un jugador importante…Es Rolando Mannarino". A la tarde, en la radio tenía que dar el informe de Talleres. Me preguntaron al aire y yo dije que la fuente era confiable. Después del programa volvieron a interrogarme por el origen del dato. Y ahí dije: "Me lo dijo 'el Toro'. Willington…". Al día siguiente llegó ese jugador.
Pasó mil veces. Con Willington, Cabasés, Pernazza o Culjak. Todos te daban un dato y era verdad. Y ese gesto significaba aprecio y amistad. Lo única moneda de cambio que me pedían era que me manejara con respeto. "El camino es más largo y difícil. Pero se disfruta doble", supo decirme mi viejo. A eso también me lo dijo "el Toro". Mundo La Voz.-
En esa mesa se hablaba de la actualidad, de la historia del club. Imposible no escucharlos. Con Gutiérrez estábamos cerquita porque estaba a metros del vestuario esperando para grabar una nota. El mediodía llegó y cada uno se iba yendo, no sin antes ofrecer el saludo educado. Pero con el correr del tiempo uno de ellos empezó a quedarse cerca nuestro, para ayudarnos con algún dato clave, de cómo entender el juego, o de la preparación.
"El Toro", "Paco" o "el Tío", parecían rotarse. Ellos te decían: "Mire, pibe. Vaya y hable con el DT. Quizá le dé una noticia". O te advertían: "Fíjese que quien usted criticó, jugó lesionado para no fallarle al equipo". Y nosotros chochos. Sobre todo yo, quien no tenía ni un contacto.
"Pibe mañana va a llegar un jugador importante…Es Rolando Mannarino". A la tarde, en la radio tenía que dar el informe de Talleres. Me preguntaron al aire y yo dije que la fuente era confiable. Después del programa volvieron a interrogarme por el origen del dato. Y ahí dije: "Me lo dijo 'el Toro'. Willington…". Al día siguiente llegó ese jugador.
Pasó mil veces. Con Willington, Cabasés, Pernazza o Culjak. Todos te daban un dato y era verdad. Y ese gesto significaba aprecio y amistad. Lo única moneda de cambio que me pedían era que me manejara con respeto. "El camino es más largo y difícil. Pero se disfruta doble", supo decirme mi viejo. A eso también me lo dijo "el Toro". Mundo La Voz.-
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