Gran tensión dentro y fuera de la
cancha en la semifinal de Copa Confederaciones - Este miércoles en Belo Horizonte se reeditará uno de los
clásicos más encarnizados del fútbol mundial. Brasil y Uruguay se miden en pos
de la final de la Copa Confederaciones, sin embargo gran parte de la
expectativa está puesta fuera del estadio.
Las autoridades brasileñas han anunciado que esperan una
manifestación de más de 100,000 personas en la ciudad. Durante todo el evento
la población carioca ha exigido al gobierno mejoras en salud y educación, al
tiempo que recrimina el excesivo gasto en la organización del Mundial 2014.
"La gente merece cosas mejores. Pero tienen que hacerse
sin violencia y sin vandalismo. Ojalá las manifestaciones de mañana sean
pacíficas, sin enfrentamientos con la policía", dijo Fred, delantero
brasileño en conferencia de prensa.
Belo Horizonte fue testigo de las protestas más violentas,
por lo que la policía aceptó que puede haber choques, así que decretó día
feriado.
En temas deportivos, se sigue mencionando el Maracanazo,
aquella histórica victoria uruguaya en la final del Mundial 1950 ante Brasil y
casi 170,000 aficionados. Sin embargo, integrantes de ambas escuadras han
negado que se trate de una revancha.
"Nada de eso (Maracanazo) será un juego difícil.
Tendremos que ser muy cuidadosos porque según nuestros visores es el equipo que
mejor se planta en la cancha", expresó el entrenador Luiz Felipe Scolari.
Brasil superó la fase de grupos con suficiencia, acumuló
victorias ante Japón, México e Italia y es sin duda el gran favorito. Uruguay
llegó sin grandes ilusiones y va por la 'chica'. En fase de grupos perdió ante
España y superó a Nigeria y Tahití.
Diego Lugano fue el único que dejó a un lado la diplomacia y
aseguró públicamente estar preocupado por las faltas que finge Neymar:
"Mucho más que las faltas que pueda hacer Brasil, me preocupa las que
pueda simular Neymar. En eso es muy habilidoso. Lo hace perfectamente".
El partido comenzará en el Estadio Mineirao en punto de las
3:00 pm este y será dirigido por el silbante Enrique Osses.
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