Un golpe (de timón) - Los continuos cambios en el boxeo amateur, para adaptarlo al
rumbo de la humanidad, pagan tributo a un conservadurismo acérrimo de décadas,
trayendo aparejado una lógica pérdida de la identidad, que se espera sea
momentánea. ¿Se está yendo por el camino correcto y del mejor modo?
Por Gustavo Nigrelli - Por alguna razón, el boxeo -que históricamente fue un
deporte de raíz ortodoxa y estructura conservadora-, es quien en estos momentos
más cambios está operando en todo el mundo. Y no son arreglos de forma, ni en
el nivel “elite”, sino desde su base, es decir, el amateurismo.
En los últimos 30-35 años, éste debe ser el deporte que más
ha modificado sus reglas y esencia, y esto incluye también al profesionalismo.
Pero especialmente lo hizo en sus cimientos. ¿Buscando qué cosa?
Acaba de finalizar el Córdova Cardín en Cuba, un torneo
considerado de los más fuertes a nivel AIBA después de los JJOO y Mundiales,
donde se pusieron en práctica parte de las últimas modificaciones –el resto
será en unos meses-.
Y de las 10 categorías en disputa, 8 ganaron los cubanos, y
varios más estuvieron en el podio (NdeR: sólo en 60 kg ganó Venezuela y en 75
Rusia. Argentina ganó una sola pelea, en 64 kg, con Alberto Palmetta a Perú. La
otra fue Alberto Melián, pero por WO).
La abrumadora superioridad cubana fue un poco porque las
potencias fueron incompletas, o llevaron equipos “B” para protegerlos de robos
(¿preconcepto real?). Y otro porque Cuba puso varios equipos, que triplicaron
la cantidad de participantes de los demás países. ¿Es medida entonces? Y si los
fallos son tan localistas, ¿es negocio a largo plazo el triunfo a costa de tan
grave pérdida de credibilidad?
Cuba no venía figurando en los últimos tiempos a nivel
olímpico ¿Qué pasó de pronto? ¿Cuáles fueron estos cambios y cómo
repercutieron?
HISTORIA RECIENTE:
El primer cambio revolucionario grande fue en los ’80, con
el uso del cabezal -JJOO Los Ángeles ’84)-. Luego, la puntuación manual que
fallaba 20-19, dio paso a la máquina de tanteo electrónico -que a la vez
modificó varias veces su sistema-.
La duración de los combates pasó de 5 rounds de 2 x 1, a 3r
de 3. Luego a 4 de 2, y ahora de nuevo a 3 de 3. Cambiaron los límites de pesos
y quitaron categorías, agregaron otras, crearon distintos niveles según edades
-y no cantidad de peleas, como antes-, cada cual con diferentes límites y
duración de los combates, y –al menos hasta hace poco-, tendía a desaparecer el
KO, al punto de ser casi inexistente, mala palabra en la esfera amateur.
Es más; el criterio de premiación para fallar era la cantidad
de golpes acertados, no su potencia y “eficacia”. Se premiaba la técnica y la
calidad por sobre la fuerza y aspereza. Y el boxeo largo y rectilíneo (más
inofensivo), por sobre el corto y curvo.
¿Cuál era la dirección y cuál el motivo?
La dirección: protección mil al atleta. Cero KO, cero drama,
cero riesgo. Tanto que en el 99 % de los casos, el resultado de las peleas que
se definían antes del límite era “RSC” (referí suspende combate) y no KO.
Motivo: resguardar al boxeo que estaba bajo la lupa, con
ánimos de excluirse de los JJOO por “violento”, es decir, en vías de extinción.
Pero ahora cambió todo, y algunas cosas ya se pusieron en
marcha. ¿Habrá adaptación, y uniformidad de criterios prontos con reformas tan
hondas?
LA NUEVA ERA DEL BOXEO
Se va a sacar el cabezal y hasta la remera (a partir de
setiembre de 2013). Ya se volvió al sistema manual, dejándose de lado la
máquina de contar golpes, pero en vez de 20-19 ahora es como en profesional
(10-9), con la salvedad de que se hace mediante una máquina que del total (10)
resta 1 punto al púgil que pierde el round, tantos como las veces que se
apriete, según la diferencia con que pierda.
De los 5 jueces que se sientan, sólo el fallo de 3 de ellos
se tomará en cuenta, bloqueando a los otros dos por azar del sistema.
Vuelve a usarse el criterio profesional (prima la eficacia y
la potencia). Se estimula el show, se permitirán rentados (de hasta 15 peleas),
se incluyó el boxeo femenino, y se crearon ligas mixtas
(amateurs/profesionales), como la WSB, e incluso una eminentemente profesional
(APB). Todo regulado por AIBA, entidad que fiscaliza el amateurismo. ¿Raro?
¿Por qué se busca todo lo contrario a lo que se venía
haciendo en años, con tan abrupto golpe de timón?
Porque el boxeo se moría. Había bajado el rating y el
interés en los JJOO. Se había hecho predecible, monótono, aburrido, dominado
siempre por los mismos, y -lo que es peor- poco creíble en sus fallos, a los
que se la pasan buscándole la vuelta para transparentarlos, en actitud de buena
fe, pero en tácito reconocimiento de disconformismo.
En el boxeo profesional, pasa todo lo contrario
comercialmente hablando. Se mueven millones de dólares, hay furor en la TV y el
PPV, y por ende, lo inteligente es imitarlo, sin los grandes negociados y
escandalosos fallos que persisten. De allí que el giro se oriente a
profesionalizarlo de a poco. Pero ¿los resultados momentáneos aprueban el
camino?
Por lo que se vio hasta ahora con la Serie WSB y el Córdova
Cardín, curiosamente, se está logrando el efecto contrario.
El 99 % -por no decir el 100- de las peleas termina por
puntos, son aburridas y monocordes, los fallos siguen siendo localistas, los
resultados obvios y casi imposibles de revertirse si se pierden los dos
primeros rounds. E inconcebiblemente, se retrocedió al sistema de puntuación
que en los ’80 (Seúl ’88) se descartó por corruptible.
Pero lo más curioso es que siguen dominando los mismos –más
que antes- y que sin darse cuenta, Cuba está entrando al profesionalismo de a
poco (participará en la WSB). Que pueden convivir los dos mundos, desvirtuando
el preconcepto que pensaba que no, y que –al menos hasta ahora- los amateurs
superan a los profesionales en el 90 % de los duelos entre ellos, pese a estas
reglas mixtas.
Tal invasión, no obstante, trajo aparejado reacciones
airadas, cosechando enemigos grosos como los organismos internacionales (AMB,
CMB, FIB y OMB). Entre ellos, la EBU (Unión Europea de Boxeo), que en su
reciente Convención internacional de Viena, a la que asistieron 32 países,
expresó un acuerdo donde propone “se rechace totalmente y exprese su posición
en contra de la admisión de boxeadores profesionales en los JJOO, como lo
pretende AIBA, porque sería un acto discriminatorio en contra de los países de
bajos recursos y abriría las grandes oportunidades sólo a los países ricos”. Un
prejuicio que aparece por demás falaz hoy.
El mundo va hacia otro lado, inconteniblemente, y oponérsele
es inútil. No verlo es síntoma de ceguera mental, y querer impedirlo es tanto o
más discriminatorio que la acusación de tal formulada. La única polémica pasa
por si se está acertando con las reglas deportivas, y si éstas responderán,
como imaginan, a los objetivos deseados, sin perder más de lo que se gana.
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