JOSÉ SÁMANO
España se hizo Roja justo ayer hace ocho años. Fue en una agradable noche de Viena con Fernando Torres de lanzadera frente a Alemania. De aquel equipo que jugó la final han resistido como titulares hasta el chasco de Francia cuatro jugadores: Sergio Ramos —en 2008, lateral derecho—, Cesc —que jugó en Austria por lesión de Villa—, Iniesta y Silva. La media de edad, de Viena a París, ha subido dos años y las alteraciones tácticas más destacadas se han producido en el eje central del medio campo y en la posición de delantero centro.
Es curioso que la primera gran modificación fuera a costa de Senna, que al acabar la Eurocopa de 2008 cumplió 32 años. El hispano-brasileño fue pieza capital en el castillo de Luis Aragonés, pero su edad y la madurez de Busquets le dejaron luego fuera. Se consolidó de maravilla la pareja Busi-Alonso, hasta que tras la retirada internacional del guipuzcoano, el catalán ha vuelto a no tener pareja en esta Eurocopa. En la punta final, tras Torres y Villa llegaron el nueve de señuelo —Cesc, en la final de Kiev, en el partido más sublime de La Roja—, el importado Diego Costa y, finalmente, un reserva del calcio, Morata.
La involución de la Rojapulsa en la foto
Ocho años después del inicio de la glorificación en Viena, España ha confirmado en Francia la involución ya plasmada en Brasil 2014. Un retroceso natural, esperado tarde o temprano. Este es un análisis individual de los once que han sido titulares en los cuatro partidos, y un apunte sobre el futuro inmediato.
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De Gea. 25 años y 13 partidos internacionales. Actor principal durante todo el torneo. Primero, al estallar en el prólogo su presunta implicación en el caso Torbe. Un turbio asunto que prendió justo cuando tenía que relevar a un mito como Iker Casillas. Sobre el campo no se le vio alterado. Intervino con acierto y puntualidad en las pocas llegadas de checos y turcos. No estuvo fino en los dos goles de Croacia, pero sí sobresaliente ante Italia, si bien pudo despejar con más pericia en el primer gol. Es el relevo natural de Casillas, aunque su recorrido con la selección dependerá de cómo se cierre su enredo ajeno al fútbol. En Manchester le espera Mourinho, que con los porteros...
Juanfran. 31 años y 22 partidos. Tras una temporada extenuante, llegó a la concentración con la cruz del penalti fallado en la final de la Liga de Campeones, necesitado de una terapia física y mental. Se sobrepuso y ha cumplido, con una tacha: su descuido defensivo ante los croatas en el último instante. Cuando a su equipo le valía el empate para ser primero de grupo, la contra de Perisic por su banda le cogió en ataque, a varias cuadras. En su puesto tiene seria competencia con Carvajal y el pujante Bellerín.
Piqué. 29 años y 81 partidos. Entre los mejores, de los más regulares, pese a sus problemas con Pellè y Eder en el desplome definitivo. Su gol a los checos evitó una angustia prematura. Ha mejorado su convivencia con Sergio Ramos. Pese a su compleja relación con la hinchada y aparecer con más frecuencia que nadie en la diana, a veces por la maledicencia ajena y en ocasiones por su tendencia a pisar más de un charco, debería ser uno de los líderes. Ya lo es dentro del camerino.
Sergio Ramos. 30 años y 136 partidos. Llegó como uno de los héroes de la Champions, pero su campeonato ha sido decepcionante. Demasiado atropellado, como en la tarjeta que se ganó ante Turquía y la falta que propició el tanto de Chiellini. Hay versiones mucho mejores del sevillano. Al igual que Piqué, por ahora tiene poca competencia en el puesto. Habrá que ver si Bartra evoluciona y se gradúa en el Borussia Dortmund.
España ha confirmado en Francia la involución ya plasmada en Brasil 2014. Un retroceso natural, esperado tarde o temprano
Jordi Alba. 27 años y 47 partidos. Estupendo en los dos primeros encuentros, conectado de maravilla a Nolito y, sobre todo, a Iniesta. En las derrotas se apagó, tuvo menos peso. Con todo, un valor de presente.
Busquets. 27 años y 88 partidos. España aún busca quien le haga de Xabi Alonso, con quien mejor ha rendido como internacional. Del Bosque le puso un plan b con Bruno, pero, casual o no, el gol croata que mandó a La Roja al cuadro del terror llegó con ellos como pivotes. Arrancó bien el torneo, como ese ancla tan fiable que es, hasta que Italia, con Pellè en su cogote, le bloqueó. No obstante, jugador imprescindible.
Cesc. 29 años y 110 partidos. Flojo cuando mejor estuvo España, despuntó en la primera media hora frente a Croacia. Ha dejado de ser ariete postizo para jugar donde más le gusta, como volante, pero ha sido muy intermitente. Lo más positivo, su despeje crucial ante la República Checa con 0-0 y su asistencia en el gol de Morata a Subasic. Vista la disposición de esta Italia, en el Chelsea lo tendrá crudo con Conte.
Iniesta. 32 años y 113 partidos. Exquisito en los dos primeros choques del grupo, dos simposios de fútbol. Reguló más de la cuenta ante Croacia, quizá consecuencia de una tarascada turca. Como el resto, con Italia enfrente nunca encontró el hilo, se perdió en el laberinto de los azules. Santo y seña incuestionable para cualquier España que se avecine.
Silva. 30 años y 103 partidos. Otro pretoriano que fue de más a menos. Con la banda derecha como punto de partida, fue, junto a Cesc, el catalizador del equipo en el primer tramo frente a Rakitic y los suyos. Se fundió en el campo minado de Italia. Se prevé que sea una piedra angular del proyecto de Guardiola en el City. Con La Roja aún debería tener rango.
Morata lucha por la pelota ante Chiellini.
Morata lucha por la pelota ante Chiellini. LUIS SEVILLANO
Morata. 23 años y 13 partidos. Tres goles y buenos momentos, apunta alto si tiene continuidad en el Real Madrid o donde sea. Es un nueve idóneo para el formato español, porque, además de remate, maneja bien los pies para dar hilo al juego. Cerró con éxito la mejor jugada española del torneo, el tercer golpe a la red frente a Turquía: 48 segundos para 22 pases en los que intervinieron todos menos De Gea y Piqué. Aun con el desengaño general, ha mejorado con creces lo hecho anteriormente por Diego Costa.
Nolito. 29 años y 13 partidos. Revoltoso al principio, no llegó a estar del todo fino, confuso en los retos individuales, que son su especialidad. Si recala en el City será interesante ver si mantiene el apogeo con un entrenador, Guardiola, que adora a los extremos.
El futuro inmediato. El inminente mañana de España pasa por la clasificación para Rusia 2018, en un grupo donde solo se clasifica directamente el primero y en el que está... Italia. La Nazionale esperará en Turín el 6 de octubre. Sin la certeza de quién será para entonces el seleccionador español, cabe pensar que continúe la mayoría del grupo. ¿Dudas? Las principales, Casillas, que solo se ha expresado con un guiño en las redes sociales y una secuencia de Rambo en la que Stallone dice que se va, y Pedro. Del rendimiento de cada cual y de la firmeza o no del tránsito de La Roja camino a Rusia dependerá la progresiva incursión de gente como Thiago, que no ha terminado de despegar, Lucas Vázquez, Koke, Isco, Saúl... Todos ellos, los que más apuntan, son jugadores de medio campo. No hay a la vista cosecha de centrales y habrá que ver con los delanteros, si espabila Diego Costa y cómo lleva el curso Aduriz a los 35 años. Del Bosque o quien le suceda tienen tajo por delante.
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