EX PRESIDENTE DEL CLUB FERRO CARRIL YCF DE RIO GALLEGOS
Profundo pesar en la familia del fútbol, y en especial en la familia aurinegra, produjo el fallecimiento de quién fuera hasta hace muy poco, el conductor de los ferroviarios en Río Gallegos. Juan Rolando Peralta de una gran trayectoria como dirigente deportivo, y comerciante, a la edad de 68 años, dejó de existir por un paro cardiorrespiratorio, y por esas cosas de la vida, el destino se lo llevó cuando conducía su vehículo frente al Estadio Aníbal Rey Méndez, el club que llevó siempre en el corazón.
Profundo pesar en la familia del fútbol, y en especial en la familia aurinegra, produjo el fallecimiento de quién fuera hasta hace muy poco, el conductor de los ferroviarios en Río Gallegos. Juan Rolando Peralta de una gran trayectoria como dirigente deportivo, y comerciante, a la edad de 68 años, dejó de existir por un paro cardiorrespiratorio, y por esas cosas de la vida, el destino se lo llevó cuando conducía su vehículo frente al Estadio Aníbal Rey Méndez, el club que llevó siempre en el corazón.
Juan, fue un hombre con todas las letras, siempre luchó y trabajó por la institución, hasta el año pasado donde en un acto eleccionario, luego de varios disgustos y dolores de cabeza, por distintas cuestiones técnicas que tubo que definir la justicia, se pudo lograr una especie de acuerdo para poder votar, y determinar una nueva lista que se pusiera al frente del club, siempre esperando lo mejor para Ferro.
No hace mucho, quien suscribe mantuvo una charla con Juan Peralta, quien acercaba a la Radio copia del acta de entrega, “para que se dejen de hablar boludeces” decía, donde consta como recibió la nueva comisión la institución. Además me contaba que lo habían ido a buscar, que por favor vuelva porque daba pena lo que estaba pasando en la institución.
Don Peralta, de perfil bajo, siempre me decía, ‘no, que hable Alarcón, el se maneja mejor con los medios’, y después le pasaba la pelota a Villaseca o a su hijo Luís, pero nunca bajó los brazos, ni siquiera en las peores situaciones por las que atravesó el Ferro, situaciones límites a punto de desaparecer. Don Peralta, dedicó los últimos años de su vida, a trabajar en el Club de sus amores, y seguramente la satisfacción más grande fue lograr, en su gestión, que el gobierno Provincial construyera la nueva sede, y el gimnasio.
Una cita obligada, restando mucho a la familia, porque el club era su vida, muchas jornadas, junto a Don Agüero o a Don González, que no olvidarán jamás, los primeros en abrir la cancha, y los últimos en retirarse, cuidando todo, luego de un día de trabajo, con las inferiores, con la primera, con los choripanes (los únicos en el fútbol de Río Gallegos) que no dejaba mucho pero tenían que estar.
Muchas tardes me arrimé al club los días de semana, y junto al brasileño y a la gente que trabajaba en la cancha, él estaba ayudando, y así como esparcía la tierra negra con sus grandes manos, esperando que el de arriba ayudara a crecer el césped, así, PIDIO QUE SUS CENIZAS FUERAN ESPARCIDAS EN LA CANCHA EN EL ESTADIO ANIBAL REY MENDEZ.
Gracias Don Juan, por todo lo hecho por el fútbol, sabemos que siempre estará presente, observando, vigilando, con esa mirada profunda, con esa presencia que infundía respeto, con la palabra, con los códigos que siempre, en estos años que pudimos compartir estuvieron fortaleciendo la relación laboral.
No hace mucho, quien suscribe mantuvo una charla con Juan Peralta, quien acercaba a la Radio copia del acta de entrega, “para que se dejen de hablar boludeces” decía, donde consta como recibió la nueva comisión la institución. Además me contaba que lo habían ido a buscar, que por favor vuelva porque daba pena lo que estaba pasando en la institución.
Don Peralta, de perfil bajo, siempre me decía, ‘no, que hable Alarcón, el se maneja mejor con los medios’, y después le pasaba la pelota a Villaseca o a su hijo Luís, pero nunca bajó los brazos, ni siquiera en las peores situaciones por las que atravesó el Ferro, situaciones límites a punto de desaparecer. Don Peralta, dedicó los últimos años de su vida, a trabajar en el Club de sus amores, y seguramente la satisfacción más grande fue lograr, en su gestión, que el gobierno Provincial construyera la nueva sede, y el gimnasio.
Una cita obligada, restando mucho a la familia, porque el club era su vida, muchas jornadas, junto a Don Agüero o a Don González, que no olvidarán jamás, los primeros en abrir la cancha, y los últimos en retirarse, cuidando todo, luego de un día de trabajo, con las inferiores, con la primera, con los choripanes (los únicos en el fútbol de Río Gallegos) que no dejaba mucho pero tenían que estar.
Muchas tardes me arrimé al club los días de semana, y junto al brasileño y a la gente que trabajaba en la cancha, él estaba ayudando, y así como esparcía la tierra negra con sus grandes manos, esperando que el de arriba ayudara a crecer el césped, así, PIDIO QUE SUS CENIZAS FUERAN ESPARCIDAS EN LA CANCHA EN EL ESTADIO ANIBAL REY MENDEZ.
Gracias Don Juan, por todo lo hecho por el fútbol, sabemos que siempre estará presente, observando, vigilando, con esa mirada profunda, con esa presencia que infundía respeto, con la palabra, con los códigos que siempre, en estos años que pudimos compartir estuvieron fortaleciendo la relación laboral.
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