lunes, 15 de febrero de 2010

INDEPENDIENTE VENCIO 3 A 2 A ESTUDIANTES

El torneo Clausura Sufrimiento con recompensa - Aunque le costó mucho, Independiente venció 3-2 a un equipo alternativo de Estudiantes y se sumó al lote de punteros - Por Daniel Meissner De la Redacción de LA NACION
Vibra el estadio Libertadores de América. Renovado, con Independiente jugando allí por primera vez de día, muestra una escenografía diferente. Saltan y gritan sus hinchas. Los Rojos acaban de vencer por 3 a 2 a un dignísimo equipo alternativo de Estudiantes y sólo hay lugar para la ilusión. ¿Importa que, tan sólo un cuarto de hora antes, esa misma gente que castigaba sus gargantas se haya enojado con sus propios jugadores por no saber rematar un cotejo? Decididamente, no. O, cuanto menos, todos prefieren olvidarlo. Allí están, sabedores de lo que costó este triunfo. Bastante más de lo que imaginaron en determinado momento del partido y mucho más de lo que soñaron cuando trazaban los esbozos previos. Por eso, esa celebración furiosa tenía más de desahogo que de otra cosa.
Independiente no ganó por juego colectivo ni por convicción. Venció como también pudo haber empatado o perdido, si Leandro González o Morales Neumann hubiesen concretado algunas de las situaciones que generaron cuando estaban 2 a 2 y sobraban las pifiadas defensivas y las pelotas que cruzaban el área sin destinatario fijo. Pero la palpable realidad lo marcó ganador y la victoria lo dejó en el lote de los que miran al resto desde arriba. Suficiente como para celebrar un rato largo...
"Estudiantes no tiene suplentes." La frase que después del esfuerzo dejó el Chipi Gandín se había refrendado en un cotejo duro, bien jugado de a ratos, con varios errores por momentos y coronado por un segundo tiempo excepcional que sirvió para tapar cualquier espacio chato que hubiera dejado el primero.
Vino a ganar el equipo dirigido por Sabella. Al minuto, Gabbarini se lo sacó a González y a los 3, un tiro de Stefanatto pasó cerca. La incredulidad local pronto pasó a ser una preocupación latente: para ganar, había que sortear a un adversario convencido de su poderío. Los Rojos se reacomodaron de a poco, con intermitencias y sobresaltos, como los que paralizaban corazones con cada pelota dividida cerca de su arco. Pero Independiente, más allá de que su labor grupal no convenza, sabe que tiene individualidades de peso que no se esconden, que no desprecian el reto de revertir un panorama y que, fundamentalmente, se hacen sentir y resquebrajan los planteos rivales.
Una de esas cartas ganadoras es Silvera. Y el Cuqui, en la primera pelota que le llegó limpia ?después de una desafortunada salida de Núñez que interceptó Mancuello?, llegó hasta el fondo de las líneas enemigas y sometió a Albil para desatar el primer grito.
Eso incentivó a Gallego a convencer a sus hombres de que podían ser protagonistas, y como tales salieron a jugar el segundo tiempo. Entonces, se vieron las mejores combinaciones, aplaudidos cambios de frente y avances convincentes. Una jugada para enmarcar entre Piatti y Silvera terminó con un bombazo de Gandín en el fondo del arco y no faltó quien percibiera el olor a partido cerrado. En los minutos siguientes se reflejó cuánta torpeza había en ese pensamiento.
Un zurdazo de Núñez que se clavó en en ángulo derecho de Gabbarini les devolvió la angustia a unos y la esperanza a otros. Consciente de que los yerros defensivos de los Rojos podían recrudecer si lo presionaba, Estudiantes se lanzó a lo que parecía imposible, pero no lo fue: los centrales se embarullaron cerca del área, González habilitó a Morales Neumann y el ex River selló el empate.
Las dudas en el césped subieron a la tribuna como un reguero de murmullos de desaprobación y los hinchas se convirtieron en jueces implacables, que protestaban ante cada pelota perdida por Tuzzio, Mareque o hasta el propio Gandín. Pero Independiente tenía otro as en la manga. Esta vez, uno distinto: Piatti. En la mismísima área chica, a pura jerarquía, Nacho hizo una especie de jueguito sin dejar a la pelota tocar el piso, y terminó colocándola donde Albil jamás habría llegado.
Independiente sufrió, gozó, volvió a sufrir, apeló a sus individualidades y se llevó lo que quería: tres puntos para treparse arriba. Para mejorar, ya tendrá tiempo...
· Lo que viene dirá si el equipo está para pelear arriba El pensamiento de los hinchas y jugadores de Independiente es el mismo: los dos partidos que vienen serán clave para ver si el equipo puede ser candidato. En la quinta fecha se enfrentarán a otro de los punteros, Vélez, y luego llegará el clásico contra Racing.
EL DATO Los Rojos cortaron una racha adversa ante el Pincha
Desde el Clausura 2004 que Independiente no le ganaba a Estudiantes. Esa vez, se impuso como visitante por 4 a 1, con goles de Daniel Quinteros, Hernán Losada y Christian Giménez, en dos oportunidades. Pasaron once encuentros, con cinco empates y seis derrotas.
EL DATO II El estandarte que se rompió por segunda vez
Es conocida la bandera de Independiente que dice: "Kun Agüero eternamente gracias" (con una imagen del nuevo estadio). Ayer, luego de desplegarla, antes del inicio del partido, se rompió por segunda vez. La anterior había sido ante Argentinos Juniors.

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